THE MUSTANG (2019)

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THE MUSTANG (2019)

Minuto 0,5: unas frasecitas sobre fondo negro explicando la mala suerte que están corriendo los caballos Mustang en USA. En consecuencia, piensas que vas a ver una peli sobre el cuidado y la conservación de estos caballos. «Bueno, vale», te dices, «una de ecologismo y salvemos a las ballenas; ah, no, que eran caballos»

Siguiente media hora de la película: un recluso de estos que se pegan toda la vida en aislamiento es trasladado a una cárcel más normalita y lo integran (por decirlo de alguna manera) con el resto de reclusos. Los reclusos no le quieren, su hija no le quiere, él no se quiere a si mismo y no quiere a nadie más. Te empiezas a cuestionar a quién pretende salvaguardar la pelicula, si a los caballos o a un tío del que todavía no sabes qué ha hecho para ser tan querido por todos. Ah, si, calla, se me olvidaba: que la sociedad es injusta y somos rebeldes porque el mundo nos ha hecho así.

El resto de la película: integran a este recluso en un programa de rehabilitación cuidando de caballos salvajes. A partir de ahí es cuando la cosa empieza a coger consistencia: dos almas salvajes intentando hacerse el uno al otro. Y ya no puedo contar más.

Las interpretaciones son muy buenas, sí, pero el planteamiento de la película es erróneo desde el principio, y eso le resta fuerza. Hay personajes entrañables: el criador de caballos no tiene desperdicio, el recluso que lleva más tiempo en el programa tampoco; el protagonista hace muy bien su papel, la verdad. Pero… algo tiene la peli que te quedas pensando que podría haber dado mucho más de si.

En cuanto a la idea de reinserción que la película intenta transmitir da para debatir largamente. No me voy a meter en ese jardín en la reseña, pero si queréis debatir en los comentarios o en privado, adelante, siempre sereis bienvenidos.

Espero que estéis todos bien, vosotros y a los que queréis. Cuidaros mucho y cuidar de los vuestros y a los que os toca, dejaros cuidar. Cuando esto termine hay que poder abrazarse!!!

VIVARIUM (2019)

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VIVARIUM (2019)

Dirigida por Lorcan Finnegan (solo ha dirigido un largometraje, Without name, y un corto, Foxes). Interpretada por Imogen Poots (no la recuerdo en ninguna película memorable… y tiene una amplia filmografía, pero sinceramente no la recordaba en ninguna) y Jesse Eisenberg (Zombieland, Ahora me ves, La red social).

No sé qué deciros… Es una especie de thriller de ciencia ficción en el que en ningún momento tienes muy claro qué está ocurriendo; tu cerebro va soltando distintas hipótesis pero ninguna te termina de encajar. El thriller muestra una vida fría, insípida, deshumanizada, en una casa aparentemente perfecta en medio de otras miles de casas exactamente idénticas en las que no hay absolutamente nadie, una vida con la angustia añadida de la aparición de un niño tirano. Toda la apariencia de perfeccion acaba resultando, como dice la protagonista, repugnante, de la que, además, no se puede salir.

Desde luego, no es la peli de mi vida, y menos ahora que mi contacto social está tan minimizado. Quizá por eso me haya resultado doblemente opresiva.

Creo, y no quiero parecer prepotente ni pretenciosa, que la idea daba mucho más de si. Creo que se podrían haber introducido más elementos sorpresivos y perturbadores. Me he quedado con la sensación de un «quiero y no puedo».

Bueno, lo dejo a vuestro criterio… qué os ha parecido la peli, los que la hayáis visto?

Huérfanos de Brooklyn (2019)

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HUÉRFANOS DE BROOKLYN (2019)

Lo primero que me llamó la atención nada más ver el título no es que estuviera protagonizada por Edward Norton, que ya es un dato para que me apetezca ver la película; sino que está dirigida por él mismo, y él mismo también adaptó la novela de un tal Jonathan Lethem y escribió el guión. Y además la produce. Y si un tío tan inteligente como Edward Norton se mete tan de lleno en un proyecto… por algo será. Así que me puse a ver la peli solo pensando en eso, y no en que en la cinta participaban Bruce Willis, Alec Baldwin y Willem Dafoe.

La trama central va de poder, de mafia en la política, bla, bla, bla. Pero la película tiene muchas más tramas. Habla de los talentos ocultos que se encuentran en personas aparentemente inútiles; de lo que el poder puede llegar a hacer con nuestra conciencia y nuestros escrúpulos (asesinarlos), de lo que una persona puede hacer cuando encuentra un «merece la pena».

Edward Norton para mí es uno de los mejores actores que hay en el panorama internacional. Y aquí se sale. Las escenas con Willis (que, aviso, son muy pocas) es como si los dos estuvieran jugando a algo que solo ellos entienden y de lo que los demás somos meros espectadores.

Si se le puede sacar algún defecto, quizá un poco lenta en algunos tramos. Pero es que estamos demasiado acostumbrados a Iron Man y sus amigos, y se nos va olvidando disfrutar de lo bello, solo por lo bello que es. Y ver actuar a este señor… es belleza.

Si la habéis visto, espero vuestros comentarios: si os ha gustado, o no, o todo lo contrario. Y si no la habéis visto… animaros.

#quedateencasa

Puñales por la espalda

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Buenas!!!
Estos dias, contrariamente a lo que yo había supuesto que iba a ser este encerramiento, no tengo tiempo para mis cosas… paradójico, ¿no?
Bueno, voy a intentar poner algún cartel de lo que voy viendo. No he visto nada que me haya parecido espectacular y que no se hayan comentado ya por otros compañeros, así que las que voy a ir colgando no son gran cosa; pero son cine; y entretienen.

Empiezo con «Puñales por la espalda». De lo mejor que he visto estos días, la verdad. No es una gran película, no es recordable y no hace pensar. PERO ENTRETIENE. Y en estos días, eso es un gran valor. Es una película al más puro estilo Agatha Christie, es más, podría haberlo escrito ella. Christopher Plummer, Daniel Craig, , Jamie Lee Curtis, Don Johnson (¡actúa!), Ana de Armas, Chris Evans (borda su papel de guapito imbécil, no me preguntéis si es porque es buen actor). Buen elenco, buenísima ambientación, buen guión, y no os puedo contar nada porque os reviento la peli. Merece la pena verla.

Se os quiere 😘

Los miserables (2019)

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No sé si habéis estado alguna vez en algún barrio marginal. Pero marginal de verdad: donde, o eres depredador, o eres alimento, no hay término medio; donde el miedo se convierte en amenaza, el poder en muerte; donde para poder proteger lo tuyo tienes que destruir lo ajeno; donde no hay buenos ni malos; y quien te va a proteger realmente es quien menos te lo esperas; donde la bondad trafica con el dolor y la ira; donde todo el mundo es ángel y depredador.

Pues ese es el escenario de la película. Bandas rivales y policías destinados a un barrio así. Bandas de niños que crecen al amparo de unos y bajo la amenaza de otros. Niños que crecen…

En fin. Está muy bien, la verdad. No hay grandes efectos especiales ni una banda sonora brutal, pero tiene mucha verdad. Mucha, mucha, mucha verdad.

La dirige Ladj Ly, que antes había dirigido un documental (A viva voz) y un corto del mismo titulo que la peli. Y es que la peli está rodada de tal manera que parece un trabajo de investigación periodístico, es como un trozo de realidad en formato cinematográfico. Y de hecho, no tiene un final cerrado, como la vida misma.

Me ha parecido genial, la verdad. Es de las que les sigues dando vueltas varios días después. Es una película que apela a la propia conciencia y te hace preguntarte cosas. A mi personalmente me hace preguntame porqué cuando decimos que queremos reconducir un colectivo conflictivo, en vez de darles formación y un trato humano lo que hacemos es ponernos a la defensiva de antemano… y se nos huele el miedo.

LOREAK

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LOREAK (FLORES)

Estrenada en 2014, dirigida por Jon Garañón y José Mari Goenaga. Ambos dirigieron algún corto y un largometraje llamado «En 80 días» en 2010, que tiene muy buena pinta. También han dirigido «La trinchera infinita» junto a Aitor Arregi, y sin Goenaga está vez, dirigieron «Handia».

Loreak en una película de historias cruzadas de mujeres. Es una historia curiosa. Empieza contando la historia de Ane, que está casada con un hombre con la sensibilidad de un pez, aunque un poco más adelante se deja en interrogante si es él únicamente al que le falta sensibilidad. Pero vamos… no es el tío con el que pasaría el resto de mi vida. Ane empieza a recibir semanalmente un ramo de flores sin tarjeta. Y a través de esas flores descubrimos entrecruzándose la vida de Lourdes y Tere: sus ilusiones, sus miedos, sus celos, su confrontación con la realidad. Loreak nos habla del miedo que nos entra a veces a que no nos quieran, del miedo que nos entra cuando descubrimos que los demás no son propiedad nuestra, que pueden querer a otras personas y que no somos exclusivos. Y que eso es bueno porque nos obliga a abrirnos a los demás y, cuando lo aceptamos, nos reconcilia con el mundo.
Habla también de lo efímera que es la vida y lo importante que son a veces los símbolos y los convencionalismos. Ese momento en que descubrimos que un convencionalismo, como puede ser dejar flores en un punto de la carretera donde alguien ha perdido la vida, puede no ser sólo convencionalismo, puede ser amor. Cuando descubrimos que los convencionalismos pueden tener un significado auténtico. Y que eso solo depende de nuestra propia actitud.

A mi me ha gustado mucho. Es hora y media en la que está todo plasmado, no necesita mas metraje ni le sobra nada (hay esc
Solo le pondría una pega… falta música. Hay una ausencia brutal de música en toda la película. Supongo que será para hacerla más realista pero… yo lo echo en falta.
Espero vuestros comentarios y si no la habeis visto, os la recomiendo.

Reseña de «Margin Call»

 

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Margin call, 2011, dirigida.por J. C. Chandor, que no tenía ni idea de quién era este señor, hasta que he visto que dirigió a Redford (aquí, desmayo) en «Cuando todo está perdido». Y tiene tres películas más que ya tengo en previsión para verlas, sobre todo «El año más violento» y «Triple frontera».

A lo que vamos. Antes de ver la pelicula miré a ver «quién sale» y…ooohhh, madre mia, vaya elenco: Kevin Spacey, Paul Bettany (otro desmayo), Jeremy Irons, Demi Moore (desmayaros, desmayaros), Stanley Tucci, Simon Baker (más desmayos…). Y el resultado es… perfecto. Cada uno de ellos está perfecto.

Y la trama. Bueno. Una más de la crisis económica que ataca a una gran entidad financiera. Y los despidos se hacen necesarios. Y fríos. Muy fríos. Y la pregunta es: ¿es necesaria la frialdad? Pues… a lo mejor si. No voy a entrar en ese jardín, que lo mismo me vapuleais. El caso es que la peli trata de las decisiones que tiene que tomar el comité ejecutivo, el gran staff, de esta entidad. Gente que cobra millones al año tomando decisiones que afectan a mileuristas. Decisiones como:
– a quién se despide y a quién no, una decisión que casi nunca se basa en la justicia, sino en el poder;
– la cabeza que se elige para presentar en bandeja ante los inversores, porque aunque la culpa es de todos y de nadie a la vez, siempre buscamos un culpable único contra el que dirigir nuestros odios y quedarnos todos tan tranquilos, porque «todos somos muy buenos y no hemos tomado ninguna decisión incorrecta»;
– las diferentes condiciones que se ofrecen a cada persona al despedirla, con unas diferencias brutales;
– quién volverá a tener carrera profesional y quien no…
Y a raíz de eso… las actitudes personales de cada uno. Los distintos grados de moral, de principios, de capacidad para digerir el fracaso, de capacidad para tomar y ejecutar decisiones dificiles, de capacidad para adaptarse a las nuevas circunstancias.

En resumen, a mí me ha gustado. No es un peliculón, pero creo que merece la pena verla. Solo por verles trabajar a estos genios de la interpretación, merece la pena.

Más uno que nunca

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Que tiemblen las calles… porque vamos a volver. Más sanos que nunca, más solidarios, más humildes, más humanos.

Que tiemblen las calles, porque cuando salgamos nos abrazaremos más que nunca, demostraremos lo que sentimos y no lo que aparentamos.

Que tiemblen las calles, porque el día que llueva querremos mojarnos y sentir el agua, desafiaremos al tiempo y nunca más nos quedaremos en casa «porque llueve».

Que tiemblen las calles, porque el día que salgamos de esta seremos más uno que nunca. Me alegraré de que seas como eres y nunca más querré volver a cambiarte. Daré mi mano derecha porque seas libre siendo quien eres.

Que tiemblen las calles porque diremos lo que pensamos y sentiremos lo que decimos.

Que tiemblen las calles, porque nunca más esconderemos lo que somos, destruiremos nuestros armarios y amaremos los amores de los demás.

Que tiemblen las calles porque dejaremos de usar el muro para inventarnos una vida perfecta. Nuestra vida imperfecta la viviremos a voz en grito en las aceras, las carreteras, en nuestros portales.

Que tiemblen las calles, porque vamos a empezar a vivir de verdad sin congelar cada momento para perderlo.

Que tiemblen las calles… que tiemblen.

MIS «PLANTAS»

Estas son las cosas que ocurren en mi casa. No creo que ocurran en ningún otro lugar del planeta.

¿Qué es lo habitual? Pues lo habitual es que si quieres tener una planta, te compres una, o la plantes tú, que la riegues, que la cuides (que si poco sol, que si mucho sol, que si esta con un poquitín de agua, que si a esta hay que ahogarla…), que te ocupes de ella, y, en fin, se supone que así crecen y crecen y pueblan tu cuarto de estar o tu balcón. Un ejemplo, nuestra amiga Ana. Ella planta, cuida, y ya. Obtiene unas plantas de lo más aparentes.

Bueno, pues esto a mi me parece magia. Magia blanca, magia negra o multicolor, no sé, pero magia. Yo planto, y cuido. Y a veces es por mucha agua. A veces es por poca. A veces es por mucho sol. A veces es por mucha sombra. A veces, porque no estoy dispuesta a hablarles. A veces, como me ocurrió una vez, por los humos tabaquiles de mis compis de piso. Total, que se mueren.

Oye, que yo me lo curro. Una vez me regalaron un cofre de madera con varias plantas, de esos que se venden para regalo. Pues aquí la nena fue capaz de comprar tierra, macetas, y trasplantar cada planta a un hábitat individual. Como las plantas eran diferentes, me preocupé de saber cómo se llamaba cada una, buscar en internet, me descargué las fichas de cada una, y seguí lo que debía ser el modus vivendi de cada cual. Pues nada. Murieron todas. Esas fueron por los humos, creo.

Otra vez me regalaron una violeta. Me gustó mucho. Recuerdo que me hizo mucha ilusión. Y puse mucho empeño. Me duró casi un año, hasta que nos mudamos, y claro, no sobrevivió a la mudanza.

El caso es que yo cuido una planta y va ella, y se muere. Unas desagradecidas, es lo que son.

Pero vuelvo a lo mismo: lo que no pase en mi casa, no pasa en ningún sitio. En mi casa, si se cuida a una planta, esta se suicida. Pero si les da la gana de vivir, no solo viven, sino que aparecen por si mismas, por arte de birlibirloque, donde les da la gana y en los lugares más insospechados. Os cuento.

Hoy estaba yo por la mañana haciendo la cama del enanito y me dice mi marido desde la cocina: “Vancouveeeeer, ¿tú has visto dónde nos ha crecido una plantaaaa?”

“¿Una plantaaaaa?”

“Ven, ven”.

Ay, madre, he pensado, que habrá hecho el renacuajo esta vez. Nos esconde galletas entre los libros del cuarto de estar y chupetes detrás de vete tú a saber dónde, y luego, los saca cuando le interesa una cosa u otra. Así que a saber qué podía haber hecho esta vez.

Me acerco a la cocina y veo a su señor padre con el armario donde guardamos las cebollas abierto, mirando hacia ellas con cara de estar viendo un extraterrestre. “Ven, ven”, dice con cara de misterio.

Empiezo a acercarme muy lentamente. A ver si es que ha salido algún bicho y me muero de asco, ¿sabes?

Por fin me asomo.

Y allí estaban, mis dos últimas cebollas, en su lugar habitual, con su malla puesta todavía y todo (así no se desparraman). Y no veo nada raro.

“¿¿Quéee??”, preguntó yo mirándole con cara de “qué pasa ahora”. Y él, sin decirme nada, me señala hacia adentro del armario, pero un poco más arriba de las cebollas. Y lo veo. Un tallo verde que te quiero verde, allí, en medio de mi armario, y cuando miro a ver de dónde sale… ¡que sale de una cebolla! Me doy cuenta que una de mis dos cebollas… ha florecido, o como se diga.

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Nos miramos. “¿¿¿Y estoooo???”. “No sé”, me dice él, aguantándose la risa. “Te crecen las cebollas”. Gracioso.

Luego creo que ya he entendido algo de lo que ha pasado. El sitio donde van las cebollas y los ajos es un armario que hay justo encima de la campana extractora. Así que me imagino que el calorcito habrá hecho de las suyas. Pero llevamos casi un año en Villa Tremenda, guardando ahí los ajos y las cebollas y no nos había pasado esto.  Y tampoco llevaban tanto tiempo ahí, vaya.

Quizá llame a Iker Jimenez y le cuente… lo mismo monta una exposición con mis cebollas, mis plantas y mi campana extractora. ¡¡En Villa Tremenda iban a flipar!!